Escuela para padres de atletas
Temporada 2023-2024
Saludos a toda la comunidad de la natación mexicana. El primer paso del año ha culminado, enero llegó y se ha retirado.
¿Cómo les trató el 2023? Espero que hayan tenido la oportunidad de reflexionar sobre otro ciclo de vida con la mente en alto y los pies bien plantados.
El principio del año es un momento propicio para revisitar el inicio de nuestra aventura a través de un retorno a nuestras raíces. ¿Alguna vez te has detenido a contemplar dónde y cuándo se interesó tu atleta en el deporte? Quizás esta chispa fue encendida jugando en la calle con los amigos, saltando en la patineta. Tal vez fue mientras jugaban en la cochera del vecino, lanzando pelotas entre dos botes. O puede ser que la unidad deportiva de la zona haya proporcionado las condiciones perfectas para descubrir la pasión por el juego. La belleza del deporte radica en su capacidad para conectar a las personas. Padres, hijos, jóvenes e incluso adultos mayores, todos participan en el tejido de una nueva comunidad.
Las competencias en la colonia pueden convertirse rápidamente en eventos que requieren de transporte en camiones, aviones, hoteles e incluso viajes a otras ciudades. Esto puede ser muy emocionante. Sin embargo, la complejidad logística para participar en algunos eventos no siempre equivale a algo "mejor". ¿Realmente vale la pena asistir a todos? Habrá momentos que requerirán el apoyo total de todo el equipo. La vida también nos brinda la oportunidad de recordar cómo todo empezó. Recuerdo una ocasión en la que en lugar de que mi hija compitiera, optamos por quedarnos en la ciudad y pasar un fin de semana juntos jugando en una piscina. Ella y su hermana se divirtieron en el agua, compitiendo a ver quién aguantaba más bajo el agua, y hasta nos aventamos todo tipo de clavados locos desde los bloques de salida. Terminamos el fin de semana con un picnic al lado de la piscina acompañado de buena música. Durante todo el tiempo juntos, nunca cruzó por mi mente la pregunta y mi ojo crítico simplemente se enfocó en disfrutar al máximo nuestro momento.
Ser espectadores desde las gradas es muy gratificante. Sin embargo, puede llevarnos a adoptar una postura más centrada en la evaluación de nuestros hijos. Cuando volvemos a nuestras raíces, la distancia del escenario competitivo desaparece. La emoción de nuestros pequeños por conquistar el momento con el mejor salto o la mejor caída nos invita a recordar la belleza de cómo todo empezó.
¡Mucho éxito!
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